Punto y final con el partido de las estrellas.
El
partido de las estrellas ha puesto punto y final al la edición
número 63 del All-Star de la NBA. Un fin de semana de fiesta
baloncestística, que sin embargo, cada año que pasa confirma la
imperante necesidad de renovarse.
Tras
el partido de los jóvenes, la madrugada del sábado al domingo nos
deparó los concursos que premian el talento individual de los jugadores. Sin mucho interés, se
sucedieron los concursos, empezando por el tiro por equipos, donde participa una
leyenda, una jugadora de la WNBA y un jugador de la NBA, para meter
en el menor tiempo posible una serie de tiros, y que confirmó la buena
mano de Chris Bosh desde el medio campo, pero poco más.
El
concurso de habilidades posterior fue más o menos interesante por su
resolución, que se dacantó por tan solo una décima, dando el
título a Trey Burke y Damian Lillard. Este año el concurso
cambiaba su formato a una competición por parejas, pero aún así,
no tiene la fuerza de enganche que se espera.
Entre
actuación y actuación, llegamos al concurso de triples, al que
personalmente más ganas le tenía, y la verdad, una de cal y otra de
arena. Pocos estuvieron a la altura a excepción del crack de Marco
Bellinelli que sin embargo no empezó todo lo bien que se esperaba. Ni Stephen Curry, ni Joe Johnson, ni Kevin Love,
aparecieron por el concurso. Tuvo que ser el jugador de los Spurs el
que dictara el camino de la victoria, siendo el tercer europeo en
conseguirlo tras Nowitzki y Stojakovic.
Poniendo
la guinda al pastel, llegamos un poco más animados al concurso de
mates, aunque poco más. El nuevo sistema de votación nos dejó una
primera ronda para olvidar, llegando a la última de ellas, donde el
público con los votos elegiría al ganador. Lo cierto es que a
excepción del último mate de John Wall, el resto ha sido totalmente
olvidable.
Mis
sensaciones al final de la noche han sido realmente mejorables. Los
concursos necesitan un lavado de cara mucho mayor del que la NBA se
está proponiendo. Cada año que pasa estamos viendo un calco del
anterior, y en ocasiones mucho peor. El interés se va perdiendo poco
a poco debido sobre todo a la falta de innovación, no sólo en los
concursos, sino en el repertorio de los jugadores.
Así
llegamos al gran partido de las estrellas, donde Kyrie Irving se
coronó como MVP en un partido que empezó con mucha fuerza, pero que
se fue deshinchando poco a poco, a pesar del último cuarto.
Aún
así ha sido lo mejor del fin de semana con diferencia, con una
anotación muy elevada, donde el Este brilló por encima gracias al
tiro exterior (impecable Carmelo), a pesar de que los porcentajes en ambos casos, no han
sido demasiado buenos. Finalmente 163 a 155 para la conferencia que
de inicio saltó a la pista sin juego interior.
En
general, como siempre, ha sido un buen entretenimiento para ver algo
diferente a lo que estamos acostumbrados. A partir de ahora nos queda
la recta final de la competición, que sin duda, sí que pinta
realmente interesante.
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