miércoles, 1 de abril de 2015

UN VISTAZO A THE ORDER: 1886

Uno de los exclusivos de renombre para PlayStation 4 en el primer trimestre del año. ¿Cumple?


Uno de los lanzamientos más esperados del primer trimestre de 2015 por varios motivos: una nueva propiedad intelectual, un lanzamiento exclusivo, que no abundan precisamente en esta generación, y una temática atractiva acompañada de un poderío gráfico sobresaliente.

Hablamos, cómo no, de The Order: 1886, un título que no ha dejado indiferente a nadie y que llegó salpicado por la crítica de su durabilidad los días previos a su salida a la venta. Nosotros lo hemos jugado y disfrutado en directo con todos vosotros a través de Twitch, y después de unas horas más exprimiendo sus contenidos y su modo de dificultad más difícil, es hora de evaluarlo y ponerle una nota acorde.

Desde su anuncio y primer teaser, The Order: 1886 nos dejó un sabor de boca excelente. La ambientación steampunk en una Londres victoriana, acompañada por la sobrenaturalidad de los licanos, viene marcado bajo la batuta del estudio Ready at Dawn, que nos había dejado auténticos imprescindibles como los God of War y Daxter en PSP, o el un poco más olvidado, pero fantástico igualmente, Okami.

Un compendio de premisas que todo seguidor de una PlayStation 4 puede haber visto con buenos ojos ante lo que se avecinaba. Nada más lejos de la realidad. A pesar de ser un producto a tener en cuenta, los fatales errores de jugabilidad y contenido que atesora el título, lo han convertido en un quiero y no puedo que nos ha dejado una amargura en los labios difícil de contrarrestar.


La Orden y las revueltas sociales

Nos ponemos en la piel de Sir Gallahad, un caballero de la Orden Artúrica que perdura en pleno siglo XIX, como una las fuerzas más importantes del gobierno británico para combatir los males que azotan, en este caso, a una Londres bajo el auge creciente de los híbridos, personas con la capacidad de transformarse en un licano (mitad lobo, mitad humano).

Con todo, las revueltas sociales también son un problema. Un grupo de insurgentes, conocidos como los Rebeldes (más tarde conoceremos su verdadera concepción), tratan de sembrar el caos combatiendo las mentiras y el autoritarismo de la reina regente. Por si esto no fuera poco, parece que un asesino, al que denominan Jack el Destripador, está causando estragos en los bajos fondos de la ciudad, cebándose sobre todo con las mujeres más indefensas.



La trama argumental es sin duda alguna uno de los grandes fuertes del juego. Hilada con garantías de principio a fin, será el principal reclamo para llegar hasta el desenlace. La propia historia de Gallahad, con un comienzo que nos deja intrigados, se ve reforzada por un entramado social donde se ven inmersas hasta las más altas esferas del gobierno británico, luchando contra una amenaza terrible y sobrecogedora. Los cambios argumentales y los secretos que esconde el juego, son unos alicientes muy buenos.


Poderío gráfico en nueva generación

El apartado gráfico es sublime. Lo fascinante de su iluminación, de la profundidad y distancia de dibujado, así como el detalle más milimétrico para con todo lo que rodea nuestro viaje, es impresionante. Personalmente aún no he visto algo mejor en consolas de nueva generación, y lo cierto es que todo luce de maravilla.

Absolutamente todo, cualquier objeto, arma, efecto, o incluso los personajes secundarios, está cuidado al detalle y es todo un deleite disfrutar del apartado técnico. Mención especial a la iluminación, que nos dejará maravillados en algunos momentos de la partida. La sensación de vivir una época oscura e intrigante, problemática y sobrecargada, es una constante que nos oprime constantemente de una manera muy conseguida.

Las bandas negras son también un factor a remarcar. Como ya vimos en The Evil Within, se hace uso de esta técnica para buscar un acercamiento a lo cinematográfico, que desata tantos debates. A decir verdad, no lo he encontrado molesto en ningún momento, y lo cierto es que parece encajar con la concepción del título.



En definitiva, como producto audiovisual estamos ante una auténtica joya, algo que a los amantes del grueso técnico les deleitará constantemente, pero a los que buscan una experiencia profunda y completa, al margen de la potencia gráfica, encontrarán francamente escasa.


Una de cal y tres de arena

El timing durante el juego es algo que se mantiene de manera bastante irregular. Si bien es cierto que hay numerosas cinemáticas, no podemos decir lo mismo de los momentos de acción que nos hagan estar pegados a la pantalla. A pesar de que los tiroteos son bastante divertidos, sobre todo por el uso de algunas armas, podemos bajar nuestro interés por culpa de un poco cuidado tacto a la hora de incluir quick time events en un intento de mantenernos activos ante tanto parón. Los momentos de acción son escasos para las cinemáticas y QTE’s que nos encontramos a lo largo de la aventura.

Otro de los intentos fallidos de romper con la sensación de hacer “siempre lo mismo” es la variedad de situaciones. En este punto encontramos momentos de sigilo, que brillan por su escasísima dificultad y por ser totalmente anecdóticos, o también, con enfrentamientos un poco más diferentes al enfrentarnos a los licanos. Es en este punto cuando el juego vuelve a darnos un mazazo grande.

Los híbridos o licanos, no dan la sensación de ser un rival difícil, un ser sobrenatural más fuerte, mejor dotado para pelear de tú a tú, y con una resistencia mucho mayor que la de un humano corriente. La decepción se hace patente con el primer enfrentamiento contra estas criaturas, y se acrecienta en adelante. Es una auténtica pena que este aspecto no se haya explotado más, porque el potencial que atesora es muy grande.



Por último, la IA enemiga y amiga, se comporta de manera muy aceptable. En varios momentos, iremos acompañados por nuestro grupo, que reaccionará muy decentemente en las interactuaciones con el entorno, o en las peleas contra híbridos y rebeldes. En el bando contrario da gusto ver cómo los enemigos cogen coberturas de manera inteligente, y nos atacan tratando de flanquearnos.

A pesar de todo, no se libra de algunos errores típicos, como la precipitación de algunos enemigos viniendo a pecho descubierto a por nosotros, pero en líneas generales, responde de manera inteligente, siendo un punto muy positivo dentro de los diferentes enfrentamientos que tendremos a lo largo de la historia.


La mejor defensa es un buen ataque

El armamento destaca por incluir algunas armas bastante exóticas. Pasamos por pistolas comunes y revólveres, a fusiles de asalto (el fusil Bracamante es probablemente el más usado), escopetas, rifles de francotirador, o armas más pesadas capaces de causar estragos con su poderío. Son estas últimas las que destacan por encima del resto.

El fusil termita y el lanzador de arco son muy divertidas de usar, aunque desbalancean muchísimo los combates a muestro favor, incluso en el nivel más alto de dificultad. Con todo, harán las delicias de muchos a lo largo de la campaña del juego.

Unido al uso de armas encontramos las granadas, lanzadores de dos tipos: de humo, efectivas para flanquear y aturdir a grupos de enemigos, y las de fragmentación, capaces de despejar un sector de enemigos.



La capacidad de Gallahad para llevar armas es limitada. Un slot para una larga, un slot para una corta, y capacidad para 6 granadas, 3 de fragmentación y 3 de humo. Unido a esto tenemos que contar con dos factores importante: el agua negra y la visión oscura, de las que hablaré un poco más adelante.

Para cerrar este apartado, me gustaría destacar el sistema de coberturas, que bebe mucho de Gears of War. Si bien es cierto que esto es aplicable a muchos juegos, en el caso de The Order: 1886, cogemos cobertura con un botón, y nos alejamos de ella con el stick analógico de movimiento. Es fácilmente controlable, y lo cierto es que en partes como columnas o entornos más pequeños, no tendremos mayor problema para evitar exponernos porque nuestro personaje tome una mala decisión, está muy bien implementado.


Habilidades cortesía de la Orden

Gallahad cuenta con una habilidad que usada con inteligencia nos da mucha ventaja sobre los enfrentamientos. Hablo de la visión oscura, que básicamente es un tiempo bala encubierto, donde se nos da la opción de seleccionar diferentes objetivos que podremos abatir con una acertada descarga.

En este caso, la comodidad nos lleva a que por defecto se marcan varios puntos del enemigo donde con sólo disparar, concentraremos las balas. Cargarlo es tan fácil como abatir enemigos con nuestra habilidad, y aunque lo cierto es que es muy asequible ponerlo en juego, esto se compensa con una duración escasa del mismo.

Por otro lado tenemos el agua negra. Una especie de brebaje que es capaz de regenerar cualquier herida al instante, aunque esto no exime de la muerte a los caballeros. Su uso sólo se limita a uno si hemos caído, por lo que en el nivel más difícil será clave cubrirse mucho y avanzar poco a poco.



Si somos abatidos, y tenemos el uso de agua negra preparado, tendremos que, en primer lugar, coger una posición a cubierto para no estar expuestos, pues nos quedamos tendidos en el suelo a merced de los enemigos. Una vez hecho esto, presionaremos repetidamente el botón X para levantarnos y tomar el brebaje. La sensación de que revivir es complicado se queda en el papel, pues la dificultad del juego en general, incluido en el modo más difícil, es bastante asequible.


Conclusiones tras jugarlo

La duración de The Order: 1886 ha estado en boca de todos. Después de jugarlo con todos vosotros en directo, podemos decir que la duración total de una partida jugada de manera normal, tratando de explorar (no en profundidad eso sí), a un nivel de dificultad medio, y con todas las cinemáticas que incluye el juego, me ha durado aproximadamente unas 7-8 horas.

Esto no tendría por qué ser malo, pero lo cierto es que la ausencia total de más modos, como multijugador o cooperativo, además de que la rejugabilidad es muy cuestionable, se puede criticar como un punto negativo para el título.

En otro orden de cosas, las mecánicas generales, aunque bien implementadas, no destacan especialmente en ningún aspecto, y no innovan en absoluto. Mención especial a algunos elementos y gadgets de hackeo y fuerce de cerraduras, que pasan sin pena ni gloria por la aventura. Ídem para las situaciones de sigilo, totalmente anecdóticas.

Con todo, creo firmemente que Sony no debe dar la espalda a una nueva propiedad intelectual como The Order: 1886, pese al resultado mediocre de esta primera entrega. Con el tiempo necesario, Ready at Dawn ha demostrado tener muy buenas ideas y juegos a sus espaldas, sumado a que la temática y el argumento son uno de los puntos más positivos, y lo cierto es que una vez terminado, las posibilidades en este aspecto dan para mucho.

NOS HA GUSTADO

  • La ambientación. Fantástica, constante sensación de inmersión en la Londres steam-punk.
  • Argumento interesante, a priori con muchas posibilidades.
  • Gráficamente es de lo mejor hasta la fecha. Pulido al detalle.
  • Fases de tiroteos con intensidad...


NO NOS HA GUSTADO

  • ...pero con una IA nula y muy poco agresiva.
  • El timing de la historia. Muchos momentos de calma, realmente inexplicables.
  • Las batallas con los licanos. Toda una decepción.
  • El uso excesivo de los QTE's, a veces metidos a calzador.
  • Duración. Es realmente escaso y no incentiva la rejugabilidad ni con sus sencillos trofeos.
  • Sensaciones amargas: desaprovechamiento del argumento, fases de sigilo, los jefes...

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